lunes, 14 de septiembre de 2009

¿Diálogo ciudadano?



El domingo la presidencia de la república realizó un ejercicio inédito en la historia de la política mexicana, organizó un encuentro llamado “Diálogo Ciudadano”, transmitido por la web en la página de la presidencia y por los canales de televisión abierta de proyección nacional.
Con un formato inusual pero ya antes visto en sociedades como la estadunidense o la española, se trató de hacer una reunión informal entre el mismo presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa con un grupo de ciudadanos que desearon fueran representativos de todo el territorio mexicano.
El presidente se propuso responder a todos los cuestionamientos que estos ciudadanos de a pie le fueron haciendo.
Estuvo un tanto aburrido. El evento resultó muy acartonado, las preguntas fueron bastante a modo, se quiso mostrar una sociedad muy conforme y displicente con el gobierno federal. Como si no hubiera problemas con la economía, la seguridad pública, la salud, etcétera.
En resumen, en la emisión conducida por el buen periodista Leonardo Curzio, presentaron una ciudadanía muy dócil y correcta.
Demasiado para los tiempos que estamos viviendo. Un diálogo presidente-ciudadanía, francamente inverosímil.
Luego de su discurso del 2 de septiembre, que en general causó buena impresión incluso entre sus críticos, el presidente Calderón se lanzó la semana pasada en una gira por los más diversos noticieros televisivos y radiofónicos, desde donde fue delineando los cambios y las decisiones que estaría tomando en esta semana.
Y claro ponderando su empeño un tanto tardío, pero no por ello menos encomiable, de pasar de los “cambios posibles”, a los “cambios necesarios”, en la búsqueda de las soluciones a los grandes rezagos nacionales (reforma fiscal, energética, mejora educativa, mejor seguridad pública, más y mejor infraestructura, etcétera)
Dentro de ese esquema de política de comunicación social seguramente diseñado por sus sesudos –y seguramente muy bien pagados- asesores en medios, presentó el programa emitido el domingo por la noche.
Siempre es bueno que se busque innovar, que se intente hallar nuevas maneras de hacerle llegar a la sociedad el mensaje de los gobernantes.
Así pues el ejercicio en si mismo no está mal.
Lo que queda en duda, es ¿para qué se hace? ¿Qué fin tienen estas sesiones en televisión? ¿Qué busca el presidente Calderón con estos ejercicios de comunicación? ¿Le dará buenos o malos resultados?
¿Querrá incrementar su popularidad y la aprobación a su gestión? Sus números no son malos, tomando en cuenta la pésima situación económica, los aún magros resultados en materia de seguridad pública, y la aparatosa derrota que vivió su partido –y de alguna manera su administración- el pasado 5 de julio, su aprobación arriba de los 60 puntos, no es nada mala. Mejor, imposible dados sus resultados.
¿Lo que buscará es tener un diálogo franco con la sociedad sin la intermediación mediática? Si esta es la razón, creo que el resultado es malo. Basta compararlo con el diálogo que el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero tuvo en un idéntico programa hace unos meses en la televisión ibérica, para darnos cuenta que esta versión mexicana estuvo muy light, muy acartonada, edulcorada y nada sincera.
¿Será que el titular del ejecutivo quiso mostrar e incrementar el músculo de su popularidad ante el Poder Legislativo, hoy dominado por el viejo y contradictorio priismo?
Es probable. La estrepitosa derrota sufrida por el PAN en las urnas, pone al presidente Calderón contra la pared ante un priismo empecinado en volver a Los Pinos en 2012.
En cualquier caso, creo que el presidente Calderón está repitiendo el error de su antecesor: gobernar para la “opinión pública”, decidir en temas fundamentales en base a encuestas y en ese afán, inmovilizarse ante los retos de las inercias y los intereses creados que se ponen a los cambios, dolorosos pero necesarios.
El discurso del 2 de septiembre es esperanzador. El evento de comunicación social del domingo 6 de septiembre, me devuelve las dudas.
Como estadista y si antepusiera lo intereses del país a los de su partido, mejor que pierda el PAN la presidencia en el 2012, que dejar que el país siga arrastrando lastres que tanto dañan a los mexicanos.

luisbenitez22@hotmail.com

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