lunes, 14 de septiembre de 2009

El IVA disfrazado, pero necesario



Fue una jugada inteligente la del presidente de la república y su gabinete económico, de filtrar un muy pequeño y virtual IVA etiquetado con el apoyo a combatir la pobreza, en su paquete económico.
Esto obliga de inmediato a la oposición (especialmente al priismo dominante) a asumir de cara al país, su papel de corresponsable de la conducción del país en los próximos tres años, que las elecciones del pasado 5 de julio le otorgaron.
Además y pensando ya en el 2012, la discusión interna de esta propuesta sacará a flote una vez más la vieja división priista entre los “neoliberales” (salinistas y tecnócratas, bien representados por el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, hoy convertido en “una estrella más del canal de las estrellas”); y los “nacionalistas revolucionarios” (integrados por el llamado bronx legislativo del PRI, apoyados por el gobernador oaxaqueño, Ulises Ruiz y que tiene a Beatriz Paredes, como cabeza más visible).
Esto explica el porqué algunos legisladores priistas rechazan en automático el 2% de IVA disfrazado, mientras algunos otros como David Penchyna o Francisco Rojas, muestran sus reservas y dejan abierta la posibilidad de analizar a fondo la propuesta.
En todo caso el margen de maniobra del PRI en el legislativo no es muy ancho. El equilibrio entre austeridad gubernamental, deuda pública e incremento de recaudación fiscal, que contiene la propuesta del presidente Felipe Calderón, no les deja mucho margen de maniobra a sus opositores.
Y es que el PRI tiene la clara perspectiva de regresar a Los Pinos en el 2012. ¿Le convendría un retorno en situaciones económicas y sociales tan adversas? Además tienen los tricolores otro camino de negociación: la posibilidad de que este 2% o parte de el, pueda ser administrado directamente por los gobiernos de los estados, 19 de los cuales los tienen bajo sus siglas (lo que además les empujó en mucho su triunfo en el pasado 5 de julio y les podría potencialmente dar los mismos réditos para la presidencial de 2012).
Obviamente el gobierno federal no soltará tan fácilmente estos dineros y eso obligará a un espacio de acuerdo que bien puede beneficiar a PRI y PAN.
Así pues, la pelota está en territorio priista y le tocará a estos, pasados los días de la “declaracionitis” y la negativa a bote pronto, el proponer alternativas o crear mesas de negociación que le permitan al presidente Felipe Calderón un espacio de maniobra que le haga concluir mejor su segundo trienio, luego de que el primero dejó mucho que desear, por no llamarlo mediocre.
El PRD y la izquierda aglutinada –o más bien dicho, medio aglutinada- en torno a López Obrador, tienen una negación automática al IVA generalizado, así sea el 2%, sus limitadas motivaciones no son propiamente técnicas sino más bien ideológicas.
Esto último los acerca al sector del “nacionalismo revolucionario” priista, espacio en donde habría posibilidad de una alianza parlamentaria que podría si no ganar la unanimidad, por lo menos bloquear un posible acuerdo PRI-PAN.
Sin embargo se ve lejana esta opción, sobre todo por la clara oportunidad que vislumbra el priismo unido de ganar en el 2012. Si no lo hacen así podrían caer en lo mismo que les pasó en el 2003, cuando se gestó la ruptura Madrazo-Elba Esther que a la postre llevó al tricolor a su fracaso electoral más estrepitoso hasta ahora, en una elección federal.
El PRD viendo poca la posibilidad de un acercamiento con el priismo de “izquierda”, ya amenazó con recurrir a su viejo y gastado método que tantos votos le ha quitado, la de tomar la tribuna e impedir por la fuerza lo que evidentemente no podrán lograr por la razón y el acuerdo.
Esto alejaría a la izquierda electoral de toda posibilidad de ganar el 2012. Y lo acercaría más al trasnochado sueño del ciclo revolucionario deseado para 2010, con todas las consecuencias que ello puede traerles para su futuro político.
Lo importante de que pase este nuevo impuesto del 2% generalizado al consumo, además de los recursos que brindará para la urgente política social, es que romperá con un paradigma erróneo que se ha enquistado en la mentalidad de muchos mexicanos: que los pobres no deben pagar impuestos.
Y de que es un gravamen injusto: más injusto es que la minoría que consume casi la totalidad de los productos básicos del país, no pague un quinto de impuestos.
Y que no haya recursos para apoyar a una inmensa mayoría que no consume más la mínima parte de estos artículos básicos.

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