jueves, 9 de julio de 2009

Saldos del 5 de julio

I
Es lugar común recordar esa vieja frase –inspirada en el cuento de Augusto Monterroso—que reza : “...y cuando desperté el dinosaurio aún estaba ahí…”, para referirse el eterno retorno del PRI.
Otro lugar común es hablar del “regreso del PRI”. La verdad sea dicha y sobre todo hablando de Puebla, el PRI nunca se ha ido, por lo tanto no puede regresar lo que nunca se fue.
Más bien el PRI permanece. Su espectacular avance electoral del domingo pasado lo confirma.
Al PRI le pasa lo que al Tri futbolero: cuando pierde una vez lo encaminan al panteón, lo sepultan, lo hunden; cuando gana una lo ensalzan, lo encumbran, lo llenan de elogios, le declaran la victoria eterna…
Sin embargo hay que reflexionar lo que significa que el partidazo esté en la cima. Ahora abandona el banquillo opositor (como tercera fuerza política nacional) desde el que vitupereaba y censuraba al gobierno en turno. Y tendrá la responsabilidad de cogobernar y decidir.
Y esa responsabilidad la tendrá que asumir muy pronto, en diciembre cuando decida y vote las leyes de egresos e ingresos. Ahí se verá en dónde y con cuántos recursos se va a disponer para hacer funcionar al país el próximo año.
Sobre ellos recaerá el peso de decidir de dónde se van a sacar los recursos ¿habrá recortes, habrá ooootra reforma fiscal, se recurrirá a la deuda externa?

II
Lo que está por verse es cuál PRI es el que ganó. Y cuál tricolor es el que va a gobernar en los estados y el que va legislar a nivel federal.
El PRI de Beatriz Paredes, con los restos que quedan en el tricolor del nacionalismo revolucionario, con su visión estatista y anti empresarial, más opuesta al neoliberalismo y que propugna por un “nuevo modelo económico” a nivel global –cualquiera cosa que esto signifique-.
O el PRI de Enrique Peña Nieto y el grupo Atlacomulco, más proclive a la participación privada en todos los sectores productivos, más emparentado con el duopolio televisivo, y con una visión económica en general más cercana a Acción Nacional.
Sabemos cuál PRI ganó, pero no sabemos cuál PRI ejercerá el poder.

III
¿El PRI apostará por la soberbia y se lanzará a boicotear al gobierno de Felipe Calderón?
Beatriz Paredes se ha visto recatada en el triunfo. Tal vez aprecia que este triunfo priista va a exigirle muchas cosas al tricolor y que debe cuidarse de que esta triunfo pueda parecerse más a aquel del 2003, que los llevó a dividirse internamente (Madrazo vs Elba Esther), que les dio fuerzas para oponerse en todo al gobierno de Fox, pero no les alcanzó para llegar fuertes al 2006.
Sin embargo otras actores priistas, muchos de ellos que también se sienten depositarios del liderazgo triunfante del PRI, como los diputados Emilio Gamboa y Cesar Duarte, ya empiezan a exigir cambios en el gabinete calderonista, como si su control total sobre el Poder legislativo no le sea suficiente, ya quieren incidir también en el Poder Ejecutivo.
Tendrán que decidir con claridad si quieren debilitar a un Poder Ejecutivo o quieren unirse a el para sacar al país adelante.
Si apuestan por lo primero mal harán, porque el 2012 lo tiene más cerca para el PRI y no querrán heredar una presidencia debilitada, gastada por la crisis económica y la lucha contra el crimen organizado.
Si apuestan por lo segundo, podrían colaborar a que llegue a buen fin el ciclo presidencial panista, que llegue una alternancia democrática que aleje del Poder Ejecutivo las tentaciones totalitarias (AMLO).
Sería un exceso decir que el PRI “se sacó la rifa del tigre”.
Pero si tiene sobre sus espaldas la gran responsabilidad de ayudar a que al país le vaya bien, aunque para ello tenga que irle bien al presidente Felipe Calderón. ¿Podrán lidiar con eso?

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