miércoles, 29 de julio de 2009

Los hombres del presidente


Un verdadero y exitoso líder en cualquier ámbito del quehacer humano, no es el que sabe hacer todo de todo.
(No hay un ser humano capaz de tener la sapiencia y la experiencia suficiente como para entender y saber de todo lo que implica realizar cualquier tarea, ya que todo implica por fuerza trabajo en equipo. Y el trabajo en equipo requiere un liderazgo.)
Un verdadero y exitoso líder si quiere rendir frutos y tener éxito, tiene que rodearse de los mejores, de los que más sepan de todos y cada uno de los aspectos de la tarea que tiene bajo su responsabilidad.
Un verdadero y exitoso líder si quiere estar en una dinámica de mejora, debe saber escuchar a la gente más cercana de su equipo.
Y la gente más cercana de su equipo debe saber expresar su desacuerdo con el líder. Porque siendo expertos en sus áreas, saben más que el propio líder, cuya misión es tener una visión panorámica y más amplia que el experto en su área, ya que su responsabilidad incluye ese ámbito en cuestión y muchos otros más.
Un líder que solo quiere escuchar a aquellos de su equipo que le dicen que sí a todo, que es incapaz de escuchar a aquellos que le dicen no o que están en desacuerdo con lo que dice, estará pronto en problemas y difícilmente será capaz de construir un buen trabajo en equipo y dar resultados.
El mejor grupo que puede tener un líder exitoso y que aspire a mejorar, no es aquel que siempre está dispuesto a seguirle la corriente, sino aquel que entendiendo el objetivo del colectivo, sabe decirle a su líder que no, sabe externar su desacuerdo.
Así pues, al asumir la grandísima responsabilidad de liderar a un equipo, a un grupo, a una empresa, a una región o a un país, lo primero que se tiene que hacer es rodearse de gente que sepa más, que entienda más y sobre todo que entienda que lo más importante son los resultados que se puedan dar con ese trabajo en equipo.
Y esto vale para todo.
Todo este rollo, que puede ser una perogrullada, es necesario recordarlo porque es una tentación muy grande la de ser líder y obnubilarse por ese poder, creerse todopoderoso desde esa posición y pensar que el liderazgo es una especia de don divino, que los pone a salvo del error y la tontería.
Y pienso en el presidente de la república, Felipe Calderón, su grupo cercano y la disputa por la dirigencia del Partido Acción Nacional.
Es claro que el presidente ha privilegiado la amistad, la cercanía y la fidelidad, al momento de elegir a su equipo de trabajo, antes que la capacidad y el conocimiento de las áreas en las que asigna a sus cercanos.
Es claro que en el complicado ámbito político, hay que buscar la identificación personal, la lealtad y la confianza. El tema es como hacer que esto no entre en conflicto con la capacidad y el conocimiento.
La permanencia por ejemplo del académico y politólogo, Juan Molinar Horcasitas, primero en el IMSS y actualmente en la SCT, es la clara muestra de que lo más importante es la cercanía con el mandatario, aunque el personaje en cuestión no tenga experiencia alguna en esas importantísimas responsabilidades.
Ernesto Cordero en la Sedesol, Alonso Lujambio en la SEP, Gerardo Ruiz Mateos en la Secretaría de Economía, Alberto Cárdenas en Sagarpa, Bernardo de la Garza en la Codeme, son sólo algunos de los funcionario de la presidencia que han sido cuestionados por sus malos resultados o por su nula experiencia en los cargos para los que han sido designados.
Ahora el mandatario mexicano se ha empeñado en colocar a su exsecretario particular, César Nava, al frente del PAN nacional. Y si bien su partido no es parte de la administración federal, es obvio que forma parte vital del área de influencia que le permite conducir al país.
Es normal que en un régimen presidencialista sea necesario mantener cercano al partido del gobierno.
Antes el propio mandatario había colocado ahí a Germán Martínez, quien luego del desastre electoral del 5 de julio, tuvo que dejar el cargo.
Tanto Nava como Martínez, son parte de la gente más cercana del presidente, no de ahora, sino de hace ya muchos años. Son sus alumnos en el panismo, pues.
El problema -creo yo- no es que quiera poner a gente cercana a él en todos esos cargos básicos para su gestión y para la conducción del país.
Sino que esos personajes además de serle gente fiel y cercana, sean incapaces de decirle que no y que por eso los quiere ahí.
Y que por su juventud o por sus perfiles, carezcan de la experiencia necesaria para ejercer sus cargos.
El problema sería que Felipe Calderón se haya obnubilado por el poder presidencial, y que no tenga a un equipo de gente preparada y experta, sino más bien a un grupo de colaboradores incapaces de decirle que no.
Eso sería desastroso no sólo para su partido, sino para el país.

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